En 55 hectáreas —de las que la mitad corresponden a invernaderos— repartidas entre La Mojonera, El Ejido y Cuevas de los Úbedas (las tres en Almería) y Miranda (Murcia) medio centenar de investigadores y una veintena de técnicos de campo desarrollan nuevas variedades. En cultivos protegidos —es decir, que crecen en invernadero— Monsanto tiene en marcha un total de 13 programas de mejora genética, entre los que destacan los proyectos en tomates, pepinos, pimientos, melón, berenjena y calabacín. La compañía gasta nueve millones al año en I+D en Murcia y Almería Especial interés tienen las investigaciones en el tomate, el producto más importante de la huerta ibérica.
España vende fuera más de 1.200 millones de euros en tomates al año, lo que representa un 0,5% de las exportaciones del país. Los objetivos de Monsanto en sus investigaciones sobre la tomatera apuntan a obtener variedades adaptadas a diferentes zonas de la Península, cada una de ellas con su evolución de las temperaturas y sus fechas específicas de siembra.
Todas ellas deben poder resistir a las enfermedades y a los procesos de envasado y transporte hasta los mercados de destino. Y, lo que es más importante, deben hacerlo manteniendo su sabor.
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